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12 Pero tú, mi Dios,
eres el rey eterno
y vives para siempre.
13-14 Un día te levantarás
y tendrás compasión de tu pueblo.
¡Ese día ha llegado!
¡Ya es tiempo de que lo perdones!
Nosotros estamos a tu servicio
y amamos a la ciudad de Jerusalén;
¡verla en ruinas y entre escombros
nos causa mucho dolor!

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